PINTURA
Pinturas Rojas
Todo ello le llevará a lo que Arribas denomina Pinturas Rojas, aunque no en todas predomine ese color, y que Manuel Lacarta describirá técnicamente como “oleo sobre temple” cuyos “lijados y raspados crean un efecto (efectivo) de relieve, de atenuada erosión” que remite “a lo poético y a lo mágico”, a lo primero “porque su color (…) revela el equilibrio y la armonía entre volumen y luz” y a lo segundo “porque su serie en rojo (…) nos acerca a aquella otra pintura rupestre, ya lejana, donde las esquemáticas escenas «levantinas» nos traían evocaciones de una ciencia nigromante y extraña”, que identificará con el “ocultismo (y cultismo) sacerdotal, poder mágico del Arte”1.
Sin ser matéricos en su forma pero si en esencia destacan unos pequeños dibujos a lápiz coetáneos con estas pinturas donde también queda patente “la firmeza de su trazo” que Francisco José León Tello2 veía en ellas, al igual que ese “estudio de la luz contrastada casi fotográficamente” que decía Elena Flórez3.
Esta etapa culminará hacia 1982 con una pintura hiperrealista “término que Raúl Chávarri y Manolo Conde estiman como síntesis matérica, en cuanto a concepto pictórico”4. La transición es evidente en obras como Epitafio: aquí yace el Hombre de 1981, donde comienza a introducir maderas y cristales rotos pintados, e incluso un relieve de su propia mano, si bien aún se ven más que indicios de estas en obras que realiza en ocasiones especiales como el Retrato de Luis Cervera, ya en 1985, que ilustra la portada del libro que el arquitecto escribió sobre el pintor. Pero antes de esto las Pinturas Rojas se van apagando, en algunos casos, oscureciéndose y, en otros, transformándose en tonos más ocres.
1 LACARTA, Manuel. “Cumplir el rito de la presentación…”, en Pinturas Rojas, Arribas, Madrid, Galería Toisón, 1978, p. 2., pp. 1 y 2.
2 LEÓN TELLO, Francisco José. “Exposiciones en Madrid”, Goya Revista de Arte (Madrid), 143 (1978), p. 302.
3 FLÓREZ, Elena. “Exposiciones de Juan Luna y José Antonio Arribas”, Arte, El Alcázar (Madrid), 16 de marzo de 1978, p. 23.
4 CERVERA VERA, Luis. José Antonio Arribas, (Edición bilingüe), Madrid, Edit. Fernán-Gómez, 1987, p. 11 (Col. Arte Español Contemporáneo nº37).
Sin ser matéricos en su forma pero si en esencia destacan unos pequeños dibujos a lápiz coetáneos con estas pinturas donde también queda patente “la firmeza de su trazo” que Francisco José León Tello2 veía en ellas, al igual que ese “estudio de la luz contrastada casi fotográficamente” que decía Elena Flórez3.
Esta etapa culminará hacia 1982 con una pintura hiperrealista “término que Raúl Chávarri y Manolo Conde estiman como síntesis matérica, en cuanto a concepto pictórico”4. La transición es evidente en obras como Epitafio: aquí yace el Hombre de 1981, donde comienza a introducir maderas y cristales rotos pintados, e incluso un relieve de su propia mano, si bien aún se ven más que indicios de estas en obras que realiza en ocasiones especiales como el Retrato de Luis Cervera, ya en 1985, que ilustra la portada del libro que el arquitecto escribió sobre el pintor. Pero antes de esto las Pinturas Rojas se van apagando, en algunos casos, oscureciéndose y, en otros, transformándose en tonos más ocres.
1 LACARTA, Manuel. “Cumplir el rito de la presentación…”, en Pinturas Rojas, Arribas, Madrid, Galería Toisón, 1978, p. 2., pp. 1 y 2.
2 LEÓN TELLO, Francisco José. “Exposiciones en Madrid”, Goya Revista de Arte (Madrid), 143 (1978), p. 302.
3 FLÓREZ, Elena. “Exposiciones de Juan Luna y José Antonio Arribas”, Arte, El Alcázar (Madrid), 16 de marzo de 1978, p. 23.
4 CERVERA VERA, Luis. José Antonio Arribas, (Edición bilingüe), Madrid, Edit. Fernán-Gómez, 1987, p. 11 (Col. Arte Español Contemporáneo nº37).